Etnias de Sonora


Yaquis

Debido a la escasez de estudios arqueológicos, los registros de los misioneros y conquistadores son la única fuente posterior al pasado prehispánico, los cuales se limitan a señalar que se trataba de agricultores seminómadas que complementaban su actividad con la caza, la pesca, la recolección y la guerra contra sus vecinos.


Desde 1532 se registran incursiones de españoles y los primeros enfrentamientos no tuvieron lugar antes de 1607. La característica de la población indígena determinaron en gran medida la manera en que se desarrollaron los primeros enfrentamientos entre indios y españoles, puesto que al no poder establecer una institución como la encomienda, el exterminio se perfiló como la alternativa para los blancos, ansiosos de apropiarse de ese territorio feraz.

Durante el período de 1610 los Yaquis aceptan a los misioneros Jesuitas y en este mismo lapso se llevó a cabo la "reducción" de los Yaquis a los ocho pueblos tradicionales con tal éxito que esta organización territorial fue considerada sagrada, y es impensable hasta la fecha, la fundación de otro pueblo cabecera así como la desaparición de uno de los mismos. La evangelización también resultó eficaz ; prueba de ello es la institución del temastián, cargo que se conserva hasta nuestros días. A partir de entonces se introdujeron, junto con la ganadería, cultivos europeos como el trigo y las legumbres con los cambios tecnológicos correspondientes.

En 1741 se produce un levantamiento encabezado por Ignacio Nuri, que terminó con la firma de un tratado en el que se reconocía a los Yaquis el derecho a conservar sus costumbres y gobierno, mismo que no debía ser ejército más que por individuos de su grupo, la posesión total de sus tierras y el derecho a conservar sus armas. Esta relativa calma concluyó con la expulsión de los Jesuitas en 1767, quienes fueron sustituidos por los Franciscanos, que trataron de mantener el control de la liturgia y en cambio, ejercieron menos influencia en el ámbito económico, introduciendo a los Yaquis en una de las problemáticas principales de su historia : La pérdida de su territorio a manos de los colonos.

En 1825 se inician las rebeliones Yaqui que marcan de ahí en adelante la tónica de las relaciones entre los Yaquis y los regímenes que se sucedieron en la República Mexicana hasta una fecha tan tardía como 1936.

Cronología de las rebeliones más relevantes de los Yaquis

1832. Encabezada por Juan Banderas, quien proclamó la Independencia de la Confederación India de Sonora (incluía a Ópatas y Mayos).

1859 Insurrección con participación de los indígenas Pimas y no fue sofocada sino hasta el exterminio casi total de Yaquis y Mayos en 1868.

1869-1875. Campaña de José Ma. Leyva Cajeme que terminó después de una dura ofensiva.

1887-1897. Captura y ejecución de Cajeme, pero continua la lucha guerrillera con un nuevo jefe, Juan Maldonado Tetabiate ; en este año se llega a un acuerdo de paz que no fue respetado por las autoridades.

Muerto Tetabiate en 1901, le suceden los jefes Luis Bule, Ignacio Mori, Luis Espinoza y Luis Matuz. Este período conocido como las guerras del Yaqui, constituyó para este grupo un proceso de merma demográfica, pérdida de su territorio y desajustes políticos, aprovechados por la oligarquía para continuar con la colonización del valle mediante el deslinde y repartición de tierras.

En el Porfiriato se intensificó la ofensiva genocida y miles de Yaquis fueron deportados a Yucatán y Quintana Roo y vendidos como esclavos. Los que lograban huir se refugiaban en Arizona, Estados Unidos.

Es conocida la participación de los Yaquis en el conflicto revolucionario, su intervención fue definitiva en la lucha constitucionalista cuyo jefe había prometido la restitución de su territorio al final de la guerra. Sin embargo, al no cumplir la promesa Álvaro Obregón se desata otra insurrección que se prolonga hasta fines de 1929, cuando Emilio Portes Gil firma un convenio de paz con el grupo.

La división entre militaristas o colaboradores del ejército constitucionalista y civilistas o broncos, permitió a éstos últimos dar a conocer sus reinvicaciones y también aparecer como obstáculo a la lógica económica, según la cuál las tierras del Valle del Yaqui debían ser explotadas en forma masiva con los métodos modernos.

Mediante los acuerdos establecidos con Lázaro Cárdenas se les ratifica la posesión de 485,235 hectáreas reconocidas como territorio exclusivo. Otro de los acuerdos de 1937 fue la pérdida de dos poblados tradicionales que quedaron en manos de población mestiza, Cócorit y Bácum, restableciéndose los ocho pueblos con la fundación de Loma de Guamuchil y Loma de Bácum. Con la política de Cárdenas se puso fin a los enfrentamientos armados y comenzó una nueva etapa de reintegración cuyos primeros efectos fueron el retorno de miles de Yaquis a su territorio.

Como dato importante es necesario señalar la existencia de dos plebiscitos entre la tribu Yaqui, uno efectuado en 1958 y el segundo en 1966, con el propósito de allanar las diferencias entre los civilistas y los militaristas, ya que unos buscaban la municipalización del territorio y otros en que se mantuviera la misma estructura tradicional de los ocho pueblos.




Mayos
Se han ubicado zonas de petroglifos y pinturas rupestres en varias regiones, lo que ha permitido registrar la existencia de la cultura Huatabampo aproximadamente desde el año 180 A.C. Los primeros pobladores de la región se dedicaron inicialmente a la cacería, a la pesca y a la recolección. Paulatinamente desarrollaron una técnica agrícola que les permitió asentarse en una amplia zona en diversas comunidades.

El Primer enfrentamiento armado de los Mayos con los Españoles fue con Nuño de Guzmán en 1531. Durante los siguientes años se registraron varias luchas, sin embargo varios autores de la época y los historiadores concuerdan en que el pueblo Mayo tendía más hacia la paz que hacia la guerra.

En 1591 llegaron a la región los primeros misioneros Jesuitas, quienes fueron determinantes en la pacificación ; la cuál se dio en 1599 con la derrota de los Mayos y la firma de su sometimiento a la corona española y con ello la formal colonización del territorio.

En 1601 se inicia la evangelización y la construcción de 7 capillas, que funcionaron como ejes integradores de las comunidades de la región y que estuvieron ubicados en Conicárit, Camoa, Tesia, Navojoa (Pueblo Viejo), San Pedro, San Ignacio Cohuirimpo a Pueblo Viejo Huatabampo (hoy Júpare).

El principal interés de los españoles en la región era el oro y la plata, que no encontraron en las primeras épocas de la colonia, lo que contribuyó a que en un principio no fuera muy grande la afluencia de Españoles a la región y a la vez permitió que los Mayos, en contacto con los Jesuitas, desarrollaran nuevas técnicas agrícolas en las riberas de los ríos.

En 1700 la región que abarcaba Sinaloa y parte del Estado de Sonora pertenecía a la provincia de Nueva Vizcaya, dependiente de la audiencia de Guadalajara. El mayor control de la región lo ejercían los Jesuitas, quienes dependían del poder militar, pero cuyas experiencias habían mostrado que era más efectivo el control y dominio a través de los religiosos que por la violencia. Sin embargo, los conflictos eran latentes en toda la región ya que tanto Mayos como Yaquis empezaron a cuestionar el papel de los Jesuitas, que habían generado formas de gobierno para los indígenas, pero que estos últimos no decidían quienes ocuparían los puestos clave. Igualmente, la creciente presencia de Españoles y el despojo de las tierras indígenas, desembocó en el levantamiento de Mayos y Yaquis en 1740.

Durante la revolución inician sus acciones los revolucionarios sonorenses a la que se integran los Yoreme Mayo. Álvaro Obregón los invita ofreciéndoles a cambio de su fuerza militar, la restitución de su tierra al triunfo de la guerra, lo cuál nunca cumplió.


Seris
El territorio Konkaak antes de la llegada de los Españoles tenía como límites los elementos naturales como el mar, las cadenas montañosas y el inhóspito desierto de Encinas. Sobre la costa desértica, hacia el sur, lo limitaba el Río Yaqui, al norte el Desierto de Altar, al este llegaba hasta Horcasitas y al oeste, además de la costa, ocupaban las islas cercanas como Tiburón, San Esteban, la Isla de Patos y Alcatraz.


Como cultura nómada, los Konkaak se trasladaban en función de los recursos acuíferos y según la naturaleza cíclica de la flores y la fauna que eran sus recursos básicos de sobrevivencia. Durante los Siglos XVIII y XIX obtenían maíz de los Yaquis y Mayos del sur a cambio de sal y pieles de venado.

Algunos historiadores como Moser, consideran que en la época prehispánica estaban organizados en seis bandas, divididas a su vez en clanes, todos con espacios territoriales reconocidos : Los Tepocas o Salineros, los Tioteños, los Tiburones o Seris, la gente del desierto, los Upanguaymas y los de la Isla de San Esteban.

En los tiempos difíciles, en los expedientes de caza y pesca, en la recolección y repartición de alimentos, las actividades dentro de las bandas eran colectivas, de cooperación y armónicas.

Por su cultura los Konkaak eran la antítesis de lo que necesitaban los Españoles, y luego los Mexicanos para la colonización : Su territorio no era fácilmente aprovechable, no tenían riquezas acumuladas, no producían lo suficiente para hacer redituable la conquista y eran inútiles como mano de obra para cultivar y servir, ya que carecían de los elementos culturales necesarios para ello. Es decir, no tenían una cultura agrícola, no podían ser retenidos en un sólo lugar, tenían una religión animista y no reconocían jefe, ni autoridad permanente alguna.

Durante el período colonial los contactos más estables se dieron entre los Seris y los Jesuitas, quienes intentaron concentrarlos en pueblos donde creían que podían evangelizarlos y enseñarles labores agrícolas. Ninguno de estos esfuerzos tuvo éxito y los Seris siempre regresaron a la vida del desierto.

Por lo anterior, siempre fueron considerados como un grupo belicoso, la concepción imperante entre los blancos, era que los Seris sólo se dedicaban al pillaje, al robo y a la matanza de ganado. Por eso los Españoles primero y los Mexicanos después establecieron políticas de exterminio y no de colonización, sobre todo en los dos primeros tercios del Siglo XIX cuando fueron más perseguidos.

Cabe remarcar que los Seris nunca fueron formalmente conquistados y menos aún organizados y pacificados. Sin embargo, poco a poco los fueron confinando a la parte más inhóspita de su territorio.

La escasez de agua y de animales para la casa, además de las enfermedades que padecían, fueron los factores predominantes que hicieron que los Seris abandonaran su refugio en la Isla Tiburón y volvieran a incursionar en tierras continentales, primero para contratarse temporalmente con armadores (comerciantes de pescado) y rancheros, y después para establecerse allí definitivamente.

En 1936 el General Lázaro Cárdenas, entonces Presidente de la República, atendiendo a sus demandas de apoyo los organizó en cooperativas de pescadores, les proporcionó el equipo necesario y los concentró en el poblado de Bahía Kino. Sin embargo, al irse colonizando cada vez más este poblado por pescadores no indígenas, los Seris se trasladaron al Desemboque, usando como campamentos ocasionales algunos campos intermedios.

En 1970 se les dotó en ejido una franja costera de 91,000 hectáreas y posteriormente, en 1975, en varios decretos más, se declara el Canal del Infiernillo como zona de pesca exclusiva para los Seris y les otorga simbólicamente como posesión comunal la Isla de Tiburón, que se decreta a su vez como zona de reserva ecológica.

Pápagos
En el desierto se asentaron, desde hace más de tres milenios, bandas de cazadores y recolectores, probablemente hablantes de dialectos pimanos, que ya conocían también el cultivo de maíz.

Según lo han demostrado estudios arqueológicos, las protoculturas de estas áreas tenían un alto grado de desarrollo de la agricultura (por ejemplo, usaban canales de riego) y eran relativamente sedentarias ; algunos vestigios permiten inferir una cierta sistematización de los complejos simbólicos, que después se transmitió a los grupos descendientes a través de conceptos religiosos y de formas de organización social.

Por su parte, los actuales tohono oótham prefieren pensar que fue iítoi, el "hermano mayor", quien les enseñó los conocimientos que les permitieron sobrevivir y desarrollar su cultura en un medio inclemente y con recursos limitados.

En la cultura de los antiguos habitantes del desierto destacaban : Los desplazamientos estacionales, una organización social simple basada en grupos de parentesco que reconocían la autoridad de cabezas patriarcales y un intercambio comercial - ceremonial entre los miembros de diferentes aldeas.

Los Pápagos, o sus antecesores se desplazaban, según la época, de las aldeas de verano a los campamentos de invierno, sin que el movimiento significara vagabundeo y ausencia de una territorialidad definida.

Los Españoles comenzaron a penetrar en el norte de Sonora hacia fines del Siglo XVIII. Allí hallaron varios grupos que presentaban considerables diferencias entre sí. Aunque los Españoles llamaron genéricamente Pimas o Pimas Altos a varias tribus y bandas que hablaban lenguas parecidas, había una división bastante marcada entre ellas que daba cuenta de su adaptación a la zona ecológica que habitaban.

Respecto al período colonial esta se puede resumir en 5 aspectos fundamentales :

a. Resistencia indígena ; los historiadores registran 2 revueltas antiespañolas (1695 y 1751) y la resistencia enfocada más a enfrentar a los rancheros, mineros y soldados asociada a la dominación española.

b. Invasiones Apaches ; las dislocaciones producidas por las invasiones, hicieron que varios grupos pimanos se refugiaran, mezclándose con quienes allí habitaban, en la desértica parte central de la pimería alta (papaguería).

c. Las Misiones ; al momento de su expulsión de la Nueva España (1767), los Jesuitas manejaban más de 24 misiones y visitas en el territorio Pima.

d. Presidios y minas ; además de las misiones, la presencia española en la Pimería Alta también estuvo representada por mineros y soldados. En 1736 hubo una fiebre de plata que atrajo a muchos mineros y cazadores de fortuna. Después de la insurrección acaudillada por Luis de Sáric, se construyeron los presidios de Tubac y Altar.

e. Cambios en la cultura indígena ; la influencia europea en la cultura nativa fue haciéndose sentir cada vez más por medio de las misiones, los presidios, las relaciones de amistad y compadrazco entre indios y europeos, el bautismo y la evangelización, y el enrolamiento de muchos indígenas en el ejército colonial. En el ámbito económico, la introducción de nuevos cultivos y de ganado contribuyó a modificar las formas tradicionales de subsistencia. Las minas y ranchos ocuparon a gran número de Pimas que se incorporaron a la economía mercantil y monetaria ; comenzó así el proceso de proletarización de los indígenas.

Durante los primeros años de la soberanía mexicana en la Pimería Alta, bastantes colonos inmigraron al territorio. La ocupación ilegal de tierras y fuentes de agua, sobre todo en las zonas aledañas a Caborca, hizo que los Pápagos se levantaran en armas en mayo de 1840.

Como resultado de los Tratados de Guadalupe Hidalgo (1848) y el Tratado de Gadsden (1853) se partió la Pimería Alta en dos, una quedó en Sonora y la otra en Arizona. En el lado mexicano había entonces más de 40 asentamientos cuya población era mayoritaria o completamente Pápago.

Hasta la última década del Siglo XIX, muchos Pápagos de Sonora usufructuaron sus tierras tradicionales y, en un buen número de casas, hubo mezclas debido a los matrimonios entre indígenas y mexicanos. En 1898 hubo enfrentamientos violentos por problemas de abigeato entre Pápagos y rancheros, este suceso obligó al éxodo de indígenas a Arizona, alejándose de la violencia y encontrar mejores oportunidades de trabajo en Norteamérica.

Durante las primeras dos décadas del Siglo XX, los colonos, apoyados por el ejército mexicano, despojaron a los Pápagos arrebatándoles tierras de cultivo en Caborca, Pitiquito y Sonoyta. En 1928 por instrucciones del Presidente Plutarco Elías Calles se decretó el ejido Congregación del Pozo Verde, confirmando así los derechos de los Pápagos de esa localidad sobre 2,823 hectáreas y en la década de los 70 y 80 se dotaron las comunidades de Quitavac, Pozo Prieto, San Francisquito y Las Norias y que en su conjunto no representa ni el 15% del territorio original Pápago.

Guarijios



Alrededor de 1620 los Jesuitas iniciaron la evangelización del territorio, empezando con los Chinipas, quienes fueron un puente para atraer el interés de los otros grupos ; las referencias de la época los consigna como Varohíos.



En cierto sentido la cultura guarijío (en sus múltiples acepciones) aparece como un vínculo, un nexo en todo sentido, que relaciona a los Tarahumaras con los Cahíta. Constantemente se perciben elementos de ambas familias en el género de vida, en las tradiciones y los modos de ser de los Makurawe.



Son escasos los restos arqueológicos que han sido localizados en la región y apenas han sido trabajados. Existen algunas referencias de imágenes rupestres dispersas, mismas que los Makurawe atribuyen al tiempo en que los antepasados vivían en algunas cuevas, o renglones como La Mesa del Matapaco. Al parecer de épocas más recientes proceden otros vestigios rupestres como El Cura, zona con escasas pinturas más allá de los bajíos, lo cuál ha sido parcialmente destruida por las corrientes del arroyo.



En términos generales, puede decirse que su historia queda entreverada y sujeta a referencias mayores a través de los Tarahumara o de los Mayos, su presencia en documentos históricos es escasa y poco conocida.



En 1632 se originó un levantamiento de los Chinipas, Guarijíos y Guazaparis, descontentos con la presencia española y la labor de los religiosos, la muerte de dos de ellos, dio lugar a una fuerte represión por parte de los españoles hacia todos los indios de la región, desplazándose los Guarijíos hacia lo que hoy es el Estado de Chihuahua, según referencias históricas de diversos investigadores, con el paso del tiempo una parte de los Guarijíos regresó a sus territorios originales, mientras que la otra prefirió quedarse en aquella parte de la sierra.



Este fenómeno marcaría la división del grupo Guarijío en dos grandes núcleos que hasta la fecha se conservan : Los Guarijíos de Chihuahua, lingüísticamente más emparentados con la lengua Tarahumara, y los de Sonora, con mayor dependencia de la vertiente del Cahíta, representada por los Yoreme Mayo.



Después de aquel suceso histórico, son escasas y vagas las referencias de la presencia de los Guarijíos en la región. Por un lado, el hecho de que fueron desplazados hacia lugares más aislados, junto con el importante desarrollo que tuvo la región con la industria minera y ganadera, que dio forma a la ciudad de Alamos, convirtiéndose en un importante centro mercantil, dio como resultado que la presencia de los Guarijíos se diluyera y en muchos de los casos se les confundiera con indios Mayos.



Son casi nulas las referencias sobre su participación en proceso como la guerra de independencia o la revolución.



El desarrollo de la ciudad de Alamos y de los grupos de poder que le dieron forma, anularon la presencia de este pueblo, lo cuál funcionó en dos sentidos :



Al negarles existencia se les despojó de su territorio original, se les aisló y no se les integró al gran proceso de mestizaje, que dio como resultado la desaparición de muchos grupos.



Al no reconocerles una identidad precisa se creó un espacio que les permitió mantener su sentido de grupo, identidad cultural que los mantiene unidos.



Durante mediados del siglo pasado, la historia de los Guarijíos se relaciona con la de la familia Enríquez, quienes se asentaron prácticamente en el territorio a través de fincas o haciendas, lo que "convirtió a los indígenas en peones acasillados". Esta situación continuó después de la revolución prolongándose prácticamente hasta mediados de los setenta.



En la historia reciente de los Guarijío : Confluyen tres grandes elementos fundamentales en la transformación de este grupo : La recuperación de su territorio - su identidad y el inicio de procesos que a la fecha abren nuevas alternativas para su desarrollo colectivo.



Cronología reciente de la tribu Guarijía :



1973 : Penetra en la zona Guarijía un grupo de guerrilleros de la liga comunista 23 de septiembre, los guerrilleros conviven con los Guarijíos hasta 1975, año en que el ejército federal mata a los guerrilleros. Mientras tanto los Yoris (blancos) amenaza a sus trabajadores.



1974 : Muchos trabajadores Guarijíos son despedidos por sus patrones y se van a trabajar al valle, otros son encarcelados y torturados en las cárceles de los municipios de Alamos y Navojoa.



1975 : El gobierno mexicano conoce la existencia de la tribu Guarijío por medio de una denuncia que presenta el canadiense Edmundo Faubert, quien comercializaba artesanía Guarijío.



1976 : Se crea el ejido Guajaray ubicado dentro de la zona Guarijía ; la creación de este ejido abre expectativas entre los Guarijíos para obtener sus tierras.



1977-1982 : Durante todo este período se realizan los trámites, gestiones y negociaciones para comprar la tierra a particulares, entregar provisionalmente los predios a los Guarijíos y se emite la resolución presidencial de la dotación de los ejidos Guarijíos - Burapaco.

Pimas

Al tiempo del contacto con los Españoles, las tribus del Centro de Sonora estaban pasando por una serie de reacomodos en los territorios que ocupaban. Desde antes de comenzar el Siglo XVII, las bandas O´patas y Gudeves ejercían una fuerte presión sobre varios puntos de asentamiento de los Pimas Bajos, sobre todo en la región de Tónichi y en los valles de los ríos San Miguel y el Alto Sonora.

Las primeras crónicas de los Españoles Describen a los Pimas como un pueblo agricultor que no dedicaba demasiado tiempo a las actividades guerreras, era un pueblo amante de la paz. Pero otros documentos posteriores los caracterizan como buenos combatientes y formidables arqueros, temidos hasta por los apaches.



Hacia 1536 se unieron varios centenares de Pimas Bajos con cabeza de vaca hasta llegar a Sinaloa y allí establecieron una comunidad llamada Bamoa. El movimiento de este grupo de Pimas, que habitaba en rancherías situadas en el Valle del Río Nuri (un afluente del Yaqui), corrobora la tesis de que los Pimas buscaban como alejarse de la invasión de los O´patas -Esedeves.



En 1619 comenzó la penetración de los misioneros entre los Pimas del Sur de Sonora, a quienes los Jesuitas llamaban Nebones Bajos. En un período de un año se llegaron a bautizar a no menos de 9,000 Pimas y dos años más tarde los Jesuitas comenzaron a evangelizar a los Nebones Altos (es decir a los Yécoras).



En 1633 estalló en Nuri una revuelta como consecuencia de la acción del gobernador de la entonces provincia de Sinaloa, quien apresó a varios líderes Pimas lo que provocó un clima de tensión y resentimiento que no permitía los avances de los misioneros entre las comunidades Pimas situadas al este del río Yaqui.



Cuarenta años después, en la década de los setenta del Siglo XVII, se establecieron más sólidamente las misiones de la región de Yécora y Maycoba. Hacia 1678 se consideraba que había más de 4,000 Pimas habitando en las inmediaciones de las 9 misiones que operaban los Jesuitas. Pero a pesar de los avances de la evangelización, varias fracciones Pimas continuaron resistiendo la penetración de misioneros y mineros.



Los abusos de ciertos misioneros, como la gran cantidad de muertos que causaron algunas epidemias de enfermedades importadas por los europeos, generó que en 1690, 1697 y 1698 se unieran guerreros Pimas con los Tarahumaras y se levantaran en rebelión.



Las relaciones entre Pimas Bajos y Españoles fueron más bien pacíficas durante el primer siglo y medio de contacto. En ocasiones, algunos Pimas se mostraron más que dispuestos a establecer contacto con los recien llegados, como en el caso de la migración a Bamoa. En otras, algún acontecimiento concreto, como la injusta aprehensión de los líderes en San Felipe, condujo a otros Pimas a resistir activamente la penetración española.



El alto grado de aislamiento de esta región (serrana), el poco interés que suscitaba entre los colonizadores y el relativamente pequeño número de las misiones en ella establecidas, determinaron que en la sierra, las transformaciones no tuvieran un impacto tan acusado como ocurrió agudamente en la parte accidental de la Pimería Baja. Las comunidades de la sierra, villas y rancherías, lograron mantenerse así como región de refugio, como enclaves en donde los procesos de culturación avanzaron con mayor lentitud durante toda la época colonial.



Las fuentes documentales sobre la Pimería Baja del Siglo XIX son aún más escasos que las coloniales, casi inexistentes. Esto se explica porque en la mayor parte de esa centuría, el área fue casi abandonada por los pocos blancos que se habían asentado en ella durante los Siglos XVII y XVIII. Un serio peligro amenazaba no solo a los misioneros, mineros y gambusinos yuris, sino tambien a los propios Pimas : Las incursiones de las bandas de los Apaches.



Aunque la región no fue trato de batallas importantes durante la revolución si pasaron por ella algunos grupos de combatientes, probablemente villistas. Hubo Pimas que se unieron a la lucha unos por convencimiento y otros por la leva, pero otros prefirieron mantenerse al margen de una guerra que no era suya, para lo cuál se adentraron en la sierra.



Entre los actuales Pimas de Maycoba existe un sentimiento generalizado de que por su participación en las guerras contra los Apaches y en la revolución, ellos tienen más derecho sobre el territorio que los Yoris.

Los despojos y abusos sobre los indígenas fueron creciendo en cantidad y calidad hasta desembocar en una situación de franca hostilidad. Actualmente no es extraño escuchar las quejas de los Pimas sobre el comportamiento violento, que a veces llega al asesinato, de los Yoris